¿Qué es la agilidad empresarial?
La agilidad empresarial se refiere a la capacidad de una organización para adaptarse y responder rápida y eficazmente a los cambios de su entorno provocados por los avances tecnológicos, los cambios del mercado o las reformas normativas. Las metodologías flexibles, el aprendizaje y desarrollo continuos y las innovaciones constantes ayudan a las empresas a conseguir agilidad empresarial, lo que les permite seguir siendo relevantes, prosperar y tener éxito a pesar de las disrupciones y otras transformaciones sistémicas.
¿Por qué es importante la agilidad en la empresa?
Muchos describen el entorno empresarial moderno como volátil, incierto, complejo y ambiguo. Los modelos de negocio tradicionales y rígidos pueden quedarse obsoletos en cuestión de segundos, llevándolos al fracaso.
La clave para sobrevivir en este medio es la adaptabilidad. Capitalizar las oportunidades con rapidez, adelantarse a los competidores y satisfacer las necesidades cambiantes de sus clientes es imprescindible para excelencia operativa y éxito continuado. Además, la agilidad en los negocios prepara a las organizaciones para las recesiones económicas, las crisis mundiales y otros tipos de imprevisiones.
Cómo implantar la agilidad empresarial en tu organización
La agilidad empresarial no es una iniciativa puntual. Es un proceso continuo que implica evaluaciones y mejoras constantes. Las organizaciones deben encontrar formas de integrar la agilidad en su ADN si quieren prosperar y prosperar en un panorama que evoluciona rápidamente. He aquí cómo:
Adoptar metodologías ágiles
Metodología ágil se define como un tipo de gestión de proyectos flexible e iterativo, fomenta los fundamentos de la agilidad empresarial: innovación, colaboración, adaptabilidad y mejora continua. He aquí las metodologías más populares utilizadas por empresas de todos los sectores para lograr la agilidad de los procesos empresariales:
- Kanban – Este método permite a los trabajadores visualizar sus flujos de trabajo, ayudándoles a ajustar sistemáticamente los procesos, lo que reduce la carga de trabajo y los plazos. Servicio de streaming de audio Spotify utiliza Kanban
para organizar a sus equipos y priorizar el despliegue de funciones. - Lean – Se centra en la eliminación continua de residuos (por ejemplo, tiempo, mano de obra y recursos), pero sigue teniendo como objetivo ofrecer valor a los clientes a pesar de los cambios en sus necesidades o en las condiciones del mercado. Lean se ha convertido en un elemento vital en la producción de Toyota a lo largo de los años, convirtiendo a la empresa en una de las más resistentes del sector.
- Scrum – Este enfoque hace hincapié en el trabajo en equipo adaptativo, especialmente cuando se trata de encontrar soluciones a problemas complejos. Celebrar reuniones diarias y revisiones de sprints garantiza que los equipos interfuncionales sigan trabajando hacia un objetivo común. Google utiliza Scrum junto con otras metodologías ágiles, en el desarrollo de software.
Centrarse en la satisfacción del cliente
La orientación al cliente es uno de los fundamentos clave de la agilidad empresarial. Las organizaciones deben tratar continuamente de comprender y satisfacer las expectativas de los clientes, y luego darles prioridad en todos los niveles de los procesos operativos y de toma de decisiones. Sigue leyendo para saber cómo hacerlo:
- Comprender quién es el cliente principal y su recorrido desde identificar sus necesidades hasta descifrar las razones de la fidelidad y la defensa de la marca.
- Sumerge a los empleados en funciones de primera línea (por ejemplo, atención al cliente) para que adquieran conocimientos de primera mano sobre el trato con los clientes.
- Integra comentarios de los clientes, los cambios de comportamiento y las preferencias para realizar las mejoras o cambios necesarios en el proceso.
Adaptar la estructura organizativa
Las empresas ágiles tienen un sólido marco de agilidad empresarial que aplana las jerarquías y capacita a los responsables para tomar decisiones o resolver problemas de forma autónoma. Hay que reconocer que no es fácil, sobre todo para las grandes empresas acostumbradas a las prácticas tradicionales. Aplicar los cambios gradualmente es el camino a seguir.
- Rompe los silos formando equipos interfuncionales. Esto garantiza que se pongan sobre la mesa perspectivas y conocimientos diversos, listos para afrontar retos complejos.
- Fomenta las asociaciones estratégicas con terceros proveedores y prestadores de servicios, permitiéndoles resolver los problemas basándose en valores compartidos y objetivos predeterminados.
- Descentraliza la toma de decisiones, animando a los empleados de todos los niveles a aportar ideas y experimentar con nuevos enfoques.
Invierte en aprendizaje y desarrollo continuos
La forma más eficaz de que las organizaciones se adapten rápidamente a las necesidades de los clientes y a las condiciones cambiantes del mercado es mediante el crecimiento y el desarrollo de los empleados. Apoyar programas de formación continua no sólo mejora las habilidades y conocimientos del trabajador, sino que también fomenta una cultura de aprendizaje y mejora continua.
- Anima a los trabajadores a experimentar con nuevas ideas y procesos, pero asegúrate de que los compañeros están presentes para orientarles en el camino, recordándoles que el fracaso es una oportunidad de crecimiento.
- Proporciónales acceso a una variedad de recursos de aprendizaje, como talleres, programas de formación y módulos en línea de tamaño de un bocado que puedan revisar cuando les convenga.
- Establece métricas de agilidad empresarial para medir el impacto de las iniciativas de aprendizaje en los procesos operativos, los resultados de los productos y los resultados de satisfacción del cliente. Recompensa a los trabajadores por sus logros.
Aprovechar la tecnología
En las últimas décadas se han producido importantes avances tecnológicos como el desarrollo de la 3G en 2001 y su eventual desaparición hace unos años. Aunque son revolucionarios, también pueden ser increíblemente perturbadores. Las organizaciones pueden mantener su ventaja competitiva cuando pueden adaptarse rápidamente a transformaciones digitales. Comprueba cómo la utilización de la tecnología más avanzada puede contribuir a la transformación de la agilidad empresarial.
- Plataformas digitales como la Planificación de Recursos Empresariales (ERP) y los Sistemas de Ejecución de la Fabricación (MES) automatizan las tareas repetitivas, reduciendo los errores y los costes operativos.
- Las herramientas digitales de valoración y evaluación de riesgos ayudan a los gestores a anticiparse a los riesgos y desarrollar planes de contingencia para gestionar eficazmente los imprevistos.
- El software de Inteligencia Empresarial (BI) recopila y analiza datos en tiempo real, ayudando a los trabajadores de primera línea a responder más rápidamente a las condiciones cambiantes y a tomar mejores decisiones para futuras mejoras.
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Numerosos problemas podrían obstaculizar la adopción con éxito de iniciativas de agilidad empresarial. Conocerlas y prepararse para ellas puede ayudar a las organizaciones a navegar por sus complejidades y a aplicar los cambios sin problemas.
Aunque los beneficios de la agilidad empresarial son innegables, la implantación de prácticas ágiles puede plantear varios retos. Algunos de los factores que pueden dificultar que las organizaciones sean más ágiles son:
- Resistencia al cambio ocurre muy a menudo, sobre todo cuando se hacen ajustes en la organización. Implicar a los empleados mediante una comunicación abierta y sincera es la mejor forma de gestionar este problema y evitar que frene cualquier iniciativa.
- Falta de apoyo de la dirección provoca una desconexión entre la alta dirección y los frontliners, amplificando la aversión de estos últimos a la iniciativa y obstaculizando su éxito. La verdad es que la agilidad empresarial es una cuestión de arriba abajo. No hay otra solución.
- Mantenimiento de sistemas heredados y procesos puede parecer una buena idea porque sigue funcionando. A veces, resulta demasiado caro hacer cambios. Sin embargo, las empresas deben comprender que la digitalización no cesará nunca, por lo que es mejor dar el paso ahora y minimizar los riesgos, como las vulnerabilidades de seguridad, los problemas de compatibilidad y los problemas de cumplimiento.
- La mentalidad de silo afecta negativamente a la productividad. Aunque existen enfoques sensatos y herramientas digitales que impulsan la excelencia operativa, es fundamental derribar esta mentalidad a nivel directivo. Las empresas pueden lograr una colaboración interfuncional mediante la creación de equipos, seminarios y programas de formación.
Preguntas frecuentes sobre la agilidad empresarial
Las prácticas empresariales tradicionales, basadas en estructuras jerárquicas estrictas y procesos rígidos, dan lugar a largos ciclos de toma de decisiones. Las prácticas ágiles son todo lo contrario, no se rigen por normas o marcos inflexibles. Cuando no se permite a los trabajadores experimentar o hacer recomendaciones, aprenden a ser más proactivos, respondiendo rápidamente a los problemas.
Sí. Los principios fundamentales de la agilidad empresarial (por ejemplo, la orientación al cliente, la innovación, la colaboración interfuncional, etc.) pueden aplicarse a los flujos de trabajo de la industria, desde el desarrollo de formas sostenibles de extraer minerales hasta la protección de la información de los pacientes en los centros sanitarios. El mejor primer paso para cualquier organización es adoptar nuevas ideas, fomentando una mentalidad de crecimiento.
Hay varias formas de medir la agilidad empresarial y su impacto en la organización. Medir los KPI y compararlos con los objetivos de agilidad dará resultados cualitativos. Las encuestas a empleados y clientes generan un relato más descriptivo del éxito de la iniciativa. Ambas son igualmente importantes y deben realizarse con regularidad.
No existe un plazo concreto para el éxito, ya que las empresas varían en tamaño, tipo de operación, cultura y capacidad financiera, entre otros. Las organizaciones que están a punto de ponerse en marcha deben desarrollar un plan con objetivos realistas y calendarios correspondientes, y atenerse al programa todo lo posible.