¿Qué es la protección facial?
La protección facial se refiere al equipo de protección individual (EPI) específico que se lleva en la cara, incluidas las gafas de seguridad, las gafas protectoras, la máscara de protección facial y una variedad de protectores faciales. Este EPI cubre los ojos, la nariz y el resto de la cara frente a riesgos laborales como las quemaduras químicas, las partículas tóxicas transportadas por el aire y las radiaciones, por citar algunos. Los trabajadores de la industria manufacturera, la construcción, la minería y la sanidad están obligados a llevarlos, tal y como exigen la OSHA (Occupational Safety and Health Administration) y otros organismos reguladores similares.
Importancia de la máscara facial y riesgos laborales
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), hasta 2.000 trabajadores sufren lesiones oculares por no utilizar los EPI de protección facial adecuados. Un tercio de esa cifra da lugar a tratamientos en urgencias. Algunos no son tan afortunados porque los daños provocan ceguera. Peor aún, ese no es el único peligro al que se enfrentan los trabajadores.
A continuación figura una lista de peligros que pueden evitarse llevando máscara de protección facial:
- Impacto físico – Los trabajadores de la construcción, los carpinteros y los mineros son los que más riesgo corren de que fragmentos (por ejemplo, virutas de madera, trozos de hormigón, astillas de metal) entren en el ojo, lo golpeen o lo raspen.
- Salpicaduras químicas y quemaduras térmicas: los técnicos de laboratorio, los operarios de plantas químicas y los trabajadores de tratamiento de aguas residuales pueden sufrir estas lesiones cuando manipulan productos químicos cáusticos sin los EPI adecuados.
- Gases tóxicos – La inhalación de gases tóxicos puede irritar las vías respiratorias o asfixiar a bomberos, personal de líneas aéreas, personal de limpieza y personal médico cuando no llevan respiradores.
- Agentes biológicos – El personal médico, los científicos y los trabajadores de laboratorio son susceptibles de contraer enfermedades transmisibles, carcinógenos y mutágenos que podrían poner en peligro su vida y la de los demás cuando no disponen de equipos de protección.
- Calor y llamas – Las chispas o salpicaduras de soldadura pueden alcanzar los ojos y la piel, provocando lesiones en los tejidos. Incluso el resplandor de hornos o fundiciones de metal puede causar daños oculares a largo plazo.
- Partículas en suspensión en el aire – La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha establecido la conexión entre las catástrofes naturales que provocan sequedad (por ejemplo, erupciones volcánicas e incendios forestales) y los daños oculares y pulmonares. El riesgo es mayor para los trabajadores de la minería y la construcción expuestos diariamente a un entorno similar.
Tipos de equipos de protección facial
Existen numerosos tipos de equipos de protección para la cara. Algunas pueden acoplarse a los cascos, mientras que otras se limitan a proteger partes de la cara como la máscara de protección facial. Cada uno tiene una aplicación específica en función del tipo de trabajo que realice el usuario.
- Gafas de protección general – Fabricadas en plástico duro y transparente, estas gafas resistentes a los impactos tienen monturas de lentes anchas que cubren los pómulos.
- Gafas antipolvo – También conocidas como gafas de ventilación directa, estas gafas ajustadas con espuma o goma alrededor de las lentes evitan la entrada de partículas finas, como restos de construcción, en las gafas.
- Escudos resistentes a los fluidos – Son impermeables a los fluidos biológicos. Sin embargo, no deben utilizarse cuando se trabaja con líquidos cáusticos.
- Gafas contra salpicaduras químicas – Esta protección ocular ajustada cubre la mitad superior de la cara, protegiendo los ojos de salpicaduras químicas accidentales.
- Gafas de protección láser – Como su nombre indica, este equipo de protección filtra la luz para que no entre en los ojos. Se presenta en diferentes colores, en función de la longitud de onda de la luz transmitida.
- Pantallas faciales completas: a diferencia de las gafas y las máscaras descritas anteriormente, cubren toda la anchura de la frente, desde la parte superior de las cejas hasta la barbilla. Es de plástico endurecido, a menudo con protección UV.
- Máscara de soldadura – Al igual que la pantalla completa, cubre toda la cara. Sin embargo, está fabricado en fibra de vidrio vulcanizada con una lente filtrada para proteger la cara y los ojos de la energía radiante, las chispas de las llamas y las salpicaduras de metal.
- Mascarillas de respiración: la mascarilla preferida en los centros sanitarios y otros laboratorios es la N95, ya que está diseñada para ajustarse perfectamente a la cara y filtrar partículas microscópicas del aire.
- PAPR (Respirador purificador de aire motorizado) – Esta protección ocular y facial cubre toda la cabeza hasta el pecho. El PAPR, que funciona con pilas y está equipado con filtros HEPA, se utiliza en procedimientos de alto riesgo en los que se generan partículas en aerosol.
Elegir el equipo adecuado
El ANSI (American National Standards Institute) establece la norma Z87.1 como criterio para la protección ocular y facial. Los empresarios deben tomar nota de ello antes de adquirir los conjuntos de EPI para sus trabajadores. Aparte de eso, he aquí otros factores a tener en cuenta:
- Naturaleza del peligro – Según la OSHA, las dos razones principales de las lesiones faciales relacionadas con el trabajo son llevar un EPI inadecuado y llevarlo incorrectamente. Es fundamental elegir el equipo adecuado para el trabajo. Por ejemplo, las pantallas resistentes a fluidos no deben sustituir a las gafas contra salpicaduras químicas, mientras que las gafas de seguridad generales no le protegerán completamente mientras realiza trabajos en caliente.
- Cumplimiento de las normas – Existen numerosos organismos reguladores que establecen mandatos específicos sobre protección ocular y facial. Revise estas normas antes de comprar nada para cerciorarse de la seguridad de sus trabajadores.
- Comodidad y ajuste – Hay aspectos no negociables a la hora de utilizar los EPI adecuados. Pero hay algunas excepciones. Se recomienda a los trabajadores sanitarios con afecciones respiratorias preexistentes, como el asma, que utilicen PAPR en lugar de los muy constrictivos N95.
- Durabilidad y mantenimiento – Compruebe que el equipo está fabricado con los materiales adecuados para garantizar una protección completa. Tenga en cuenta también que, mientras que algunos requieren métodos de limpieza sencillos, otros precisan procesos más complicados.
- Formación y educación – Antes de obligar a sus trabajadores a llevar cualquier EPI, es crucial que entiendan por qué es una obligación durante las reuniones sobre herramientas y de iniciación. Los procedimientos adecuados para ponerse y quitarse la ropa no son de conocimiento general y deben compartirse y observarse cuidadosamente, sobre todo en la asistencia sanitaria. Incluso los recordatorios aparentemente de sentido común deben darse constantemente, como aspirar el polvo de las gafas o los cascos antes de ponérselos.